
La provincia canadiense de Alberta posee la tercera reserva de petróleo más grande del mundo, que se encuentra debajo de 175,000 km2 de bosque boreal. Alrededor de Fort McMurray, la Tierra ha sido despojada para abrir paso a las minas de arena de alquitrán desde la década de 1930. La destrucción de la naturaleza ha alcanzado una escala lo suficientemente amplia como para ser visible desde el espacio. La producción de petróleo a partir de arenas de alquitrán requiere más agua y energía que los métodos de producción tradicionales y genera de tres a cuatro veces la cantidad de gases de efecto invernadero. A lo largo de los años, la industria ha acumulado más de un billón de litros de desechos tóxicos en piscinas de retención, haciendo de las arenas bituminosas uno de los proyectos industriales más grandes y más destructivos para el medio ambiente. Todo esto equivale a efectos devastadores para la salud pública: según los médicos de las comunidades cercanas a los sitios mineros, las tasas de cáncer y defectos de nacimiento están aumentando. El fotógrafo activista @ianwillms ha enfocado su lente en las arenas bituminosas de Alberta durante ocho años y está trabajando en un proyecto fotográfico que trata no sólo de la extracción de recursos sino que también se relaciona más ampliamente con la cultura, el medio ambiente y la economía de Canadá. Su trabajo documenta cómo la fijación en el crecimiento económico va de la mano con la marginación de la población local. Para concluir su proyecto, @ianwillms analizará más de cerca el racismo ambiental, los efectos ecológicos y sociales de la extracción de arenas bituminosas y las consecuencias del cambio climático en curso sobre el terreno. En la imagen: una franja de bosque boreal se desmonta para revelar el terreno con asfalto en el sitio de Fort Hills Suncor Oil Sands, cerca de Fort McKay, Alberta, 2014 Créditos de la foto y textos: cortesía de @ianwillms
07:19
Cosmo
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